viernes, 13 de octubre de 2017

Sobrevivieron a Nate nueve horas arriba de un árbol de tamarindo bajo el azote del viento y el torrencial aguacero

Un matrimonio campesino con sus dos niños de 4 y 10 años se refugiaron en la copa de un frondoso árbol de tamarindo para salvar sus vidas de la crecida del río el Higueral en Tola ahora requieren de ayuda
Ramón Villarreal Bello
Rigoberto Antonio Peña de 37 años y su esposa Johana del Carmen López de 31, junto a sus hijos, una niña de cuatro años y un niño de diez, narran el momento más tenebroso de sus vidas, cuando a las 5:30 a.m. del jueves la crecida del río El Higueral ubicado a unos 600 metros de sus casa, rebasó su caudal se tiró sobre la calle principal de la comunidad El Higueral en Tola, e inundó varios hogares, causando destrucción de viviendas, y pérdidas de todos los enceres de las personas afectadas.
Johana relató a LA PRENSA, que se levantaron con el agua hasta el pecho, abrieron la puerta de su casa, y vieron con horror que todo el alrededor estaba convertido en un inmenso lago, sabían que si salían a la calle principal, ubicada a unos 200 metros al este de su casa se ahogarían o podrían ser arrastrados por las fuertes corrientes.
“Eran las 5:30 a.m. cuando salí de mi casa con mi familia, ya estábamos anegados de agua en todo el patio, el agua nos llegaba a la cintura, subimos a un árbol de tamarindo a unos ocho metros de alto” explicó.
En ese momento la pequeña familia Peña López, no tuvo más opción que subir al árbol ubicado a unos diez metros de su casa. Rigoberto fue el último en subir, porque ayudó a su esposa que cargaba su niña de cuatro años en la cintura y con una mano se impulsaba hacia arriba del árbol.
El menor de diez, siguió al turno ayudado por su padre que con el agua hasta los hombros lo impulsaba y luego subió Rigoberto, cuando su familia estaba sobre el árbol. A como pudieron siguieron asciendo, hasta alcanzar unos ocho metros de altura, explicó López.
Lo único que cargaban era la ropa que llevaban puesta, tampoco les dio tiempo de buscar capotes o plásticos para cubrirse de la lluvia que desde las 3:00 a.m. caía por toda la zona sur del país.
De acuerdo con López, sobre ese árbol pasaron nueve horas y media, hasta las 2:00 p.m. que unos cristianos evangélicos de la comunidad El Higueral llegaron a buscarlos con el agua a la cintura. A esa hora ya había parado de llover, y el agua comenzaba a descender su caudal.
FUERON HORAS DE TERROR
Las nueve horas sobre el tamarindo fueron horas de angustia y terror para esta familia. López describe que miraban caer árboles, observaban como las fuertes corrientes arrastraban animales domésticos como cerdos, gallinas, patos, y hasta reses.

“Mis niños gritaban cada vez que sentíamos como los troncos de árboles se estrellaban contra el tamarindo donde estábamos subidos, mis niños me decían que no los dejara morir que los sostuviera duro, mi esposo bien preocupado suplicándole a Dios nada más, porque solo él podía salvarnos” señaló.
López relató que arriba del árbol estaban con frío y con hambre sus niños porque no habían desayunado, la niña de cuatro años se le estaba poniendo morada de frío.
La corriente destruyó su casa, el agua del río cubrió hasta el techo de la vivienda, y por ende la corriente se llevó todo lo que tenían, la letrina fue destruida, al igual que su pozo artesanal, y esta familia requiere ayuda urgente para alimentarse, ropa, calzado y reconstruir su vivienda.
Cuando la familia fue rescatada por los evangélicos de la comunidad ya estaban entumidos por el frio, y al bajar del árbol tuvieron que esperar como 20 minutos para poder caminar.
Historias de terror como estas la vivieron muchas familias del Higueral en Tola, que salieron corriendo a refugiarse en una casa vecina ubicada en la parte más alta de la comunidad, así lo expresó Ledys Vanegas Umaña, una joven que salió con toda su familia únicamente con dos mudadas al hombro, señaló.
Lograron correr para salvarse de morir ahogados cuando la calle principal del Higueral se había convertido en un río, recordó.
Son muchas las necesidades de estas familias afectadas explicó José Javier Espinoza Bojorge, a quien el río Higueral solo le dejó unos pocos metros de pared de su casa, le destruyó las camas donde dormía él y los siete integrantes de su familia, incluyendo cuatro niños menores de edad.
“Necesitamos de todo, alimento, agua limpia para consumo, ropa, calzado y hasta materiales para volver a construir la casa” apuntó Espinoza Bojorge.
EL PANAMÁ TAMBIÉN AFECTADO
Doña Ena Gutiérrez Palma de 76 años, habitante de la comunidad de El Panamá en Tola, indicó que desde los 10 años vive en esa comarca y aunque el río El Panamá le ha inundado en tres ocasiones su casa, aseguró que éste ha sido el peor desastre ocasionado por la naturaleza a su vivienda.
La casa quedó cubierta de agua, y cuando el caudal bajó de nivel dejó inundada la vivienda de toneladas de lodo, perdiendo todas sus pertenencias.
La profesora Iraida Álvarez Gutiérrez, otra vecina del lugar dijo que lo perdió todo y al igual que doña Ena, prefieren que la municipalidad gestione un proyecto para reubicarlas en un lugar más seguro comentaron.
POBLADORES DE LA CEIBA CLAMAN POR AYUDA
Noventa y ocho familias de la comunidad de la Ceiba, en el municipio de Tola, están clamando por ayuda, pues aseguran que a ellos no les han dado ni un poquito de agua, por lo que decidieron plantarse en la calle para cuando pasara algún donante exponerles su situación y pedirles ayuda.
Naciancena Chávez López líder comunitaria de La Ceiba, y pastora de una iglesia evangélica, detalló que llevan tres días esperando apoyo, y hasta ayer martes que LA PRENSA hizo un recorrido por la zona estos pobladores se quejaban por no recibir apoyo alguno.
“Yo le expuse al alcalde de Tola (José Ángel Morales) que aquí no nos han ayudado en nada, y le enseñé la lista de 98 familias afectadas, que la corriente del río Las Salinas, les inundó sus casas, perdieron todo, y el alcalde me dijo, pero como me podes mostrar esa lista, si yo ya di, a toda la comunidad, y yo le respondí lo siento hermano a nosotros no nos han cubierto, quedamos aislados” explicó Chávez López.
Esta religiosa asegura que ellos piden para los niños de su comunidad que necesitan leche, pañales y alimentos.
Todas estas comunidades rurales afectadas se encuentran sin servicio eléctrico desde el miércoles 4 de octubre. La falta de energía va desde Limón dos, Jiquilistes, Las Salinas, Virgen Morena, el Higueral y otras comarcas toleñas.


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