LA PRENSA - Vista desde lo alto, la ciudad de Managua luce verde en los cuatro puntos cardinales, pero lo cierto es que pierde cada vez más su zona boscosa porque el área urbana crece horizontalmente, de forma constante y sin un control de las autoridades municipales, que garantice su sostenibilidad en el futuro.
Foto: LA PRENSA
La disminución de la capa vegetal, entre 2005 y 2015, fue revelada en uno de los apartados que presentó recientemente la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA), que forma parte del Plan Maestro de Desarrollo Urbano de la Ciudad de Managua y textualmente advierte: “El área urbana se está esparciendo en áreas verdes protegidas. De continuar así, el área verde se habrá perdido en el futuro”.
Pero eso no es todo. En el documento aparece que para 2005 el área protegida era de 10,280 hectáreas y que para 2015 disminuyó a 9,417 hectáreas. Para la primera fecha la recién área urbanizada en zona protegida era de 449 hectáreas y en la segunda ya estaba en 1,313 hectáreas. Aunque en lo presentado por el JICA no se hace referencia a las afectaciones que habría, la expresidenta ejecutiva de la Empresa Nicaragüense de Acueductos y Alcantarillados (Enacal), Ruth Herrera, señaló que la pérdida de los bosques disminuye considerablemente la infiltración de agua al manto acuífero y amenaza con crear desastres en la estación lluviosa con las inundaciones.
“Las aguas de lluvia que antes se absorbían ya no encuentran la porosidad del suelo, encuentran pavimento y techo y el agua no se infiltra. Además, construyen como les da la gana, sin cumplir las normas técnicas de cualquier país, entonces los pozos de infiltración para el agua de lluvia, las obras que permitan que se inyecte en el subsuelo para no afectar el estado de las reservas, tampoco se hace, y si se hacen son mínimas”, acusó Herrera.
En referencia a los estragos causados por las escorrentías, Herrera observó que ese es uno de los aspectos por los cuales los sistemas de drenaje colapsan, sumado por lo obsoleto que son.
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